DG Y TB

De acuerdo con su denuncia ante el juzgado de instrucción, repetida en entrevistas con Amnistía Internacional, el 11 de enero de 2007, D G C acompañaba a su novia, T B O, y a otra amiga a sus casas a medianoche en la zona de Ciudad de los Poetas, Madrid. Fueron abordados por dos agentes de la Policía Nacional vestidos de civil, que dijeron a D G que les entregara el cigarrillo de hachís que tenía en la mano y cualquiera otra droga que llevara consigo. Uno de los agentes comenzó a golpearlo mientras el otro lo empujaba contra un automóvil, agarrándolo por el cuello. D G y las dos mujeres que iban con él creyeron que los hombres que lo agredían eran atracadores, pues no se habían identificado como agentes de policía. La violencia del ataque fue tal que las mujeres llamaron por sus teléfonos móviles a los servicios de emergencia para pedir ayuda de la policía.
La madre y el hermano de T B habían oído los gritos pidiendo ayuda ya que el incidente tenía lugar en el exterior del edificio de apartamentos donde residen. Acudieron al lugar de los hechos y también fueron golpeados por uno de los agentes. Llegaron refuerzos de policías de uniforme y secundaron a los agentes que golpeaban a D G. En ese momento las víctimas se dieron cuenta de que los dos hombres que las habían abordado al principio eran agentes de policía.
D G fue esposado y le informaron que estaba detenido por atentado a un agente de la autoridad. Después uno de los agentes vestidos de civil volvió a pegarle varios puñetazos en la cara, como consecuencia de los cuales sufrió fractura nasal. Sus dos amigas fueron detenidas por atentado a un agente de la autoridad y amenazas. Cuando la madre de T B acudió a la comisaría de policía para interesarse por su hija, también fue detenida por atentado a un agente de la autoridad.
D G dijo a Amnistía Internacional que el día siguiente a su detención lo informaron de que se le acusaba además de intento de homicidio, casi 10 horas después de la detención inicial por atentado a un agente de la autoridad. Se afirmaba que se había apoderado de la pistola que uno de los agentes llevaba en su funda y había intentado dispararla en repetidas ocasiones contra el pecho de uno de los agentes. Se alegaba que no había disparado porque el seguro estaba puesto. En sus declaraciones, que Amnistía Internacional ha examinado, los agentes de policía implicados afirmaban que D G y sus dos amigas eran los agresores y negaban haber usado fuerza desproporcionada contra ninguno de ellos. También sostenían que se habían identificado como agentes de policía.