
DESDE LA CARCEL

ENTREVISTAS Y ESCRITOS DE INTERNOS

Desde las entrañas de un campo de exterminio
Aquí dentro, con la verdad de mis palabras, hago retumbar la seguridad y el ocultamiento de las torturas dentro de estos muros del terror y la desesperación para muchos…
donde cada resquicio de vida y esperanza es retorcida con suma brutalidad, reventando
actos y mentes perversas del carcelero-verdugo repugnante de las cárceles y macrocárceles
del Estado Español.
Se practica el abuso y el ensañamiento contra todas las personas indefensas que desde
dentro de estos muros se prestan a declarar abiertamente la inhumanidad que sangrante
recorre cada eslabón de esta nefasta cadena humana.
Aquí dentro no se practica la reeducación y resocialización de las personas con enfermedades incurables como SIDA, personas con prolongación de aislamiento, teniéndolos de
por vida encerrados/as en celdas de castigo, aislamiento perpetuo, de las personas que llevan las ¾ partes de la condena cumplida, de las personas torturadas, vejadas, esposamientos gratuitos, machacadas a placer de los carceleros, los facultativos médicos de la prisión
haciendo informes falsos…
Aquí la reeducación es machacar a las personas privadas de libertad, llegando a matarlas, induciéndoseles al suicidio, torturándonos, días, meses, años, física y psicológicamente de cada forma de vida abstracta existente.
Todas las formas de lucha reivindicativas y directas se pretenden aplastar, ocultando y
silenciando de ese modo toda difusión abierta de las torturas, amarguras, tormentos, agonías, impotencia, horror… que se cometen de manera descabellada contra el cuerpo y la
conciencia de las personas que se mantienen libres, solidarias, valientes y reivindicativas.
Continuamos manteniendo nuestras formas de lucha con la mente adiestrada, el puño
en alto y las armas de la razón y verdad ondeando la bandera de la dignidad.
¡Rendirse, jamás!
Un cordial y revolucionario abrazo a las personas de afuera, grupos solidarios y a los
compas en lucha

MORÓN
En estos meses de campaña y huelgas de hambre como protestas contra la tortura,
las represalias van en aumento día a día. Se me han intensificado todo tipo de controles en
cuanto a comunicaciones orales y escritas. Me restringen todas las salidas del módulo, lo
cual me limita a la hora de poder hacer actividades fuera del módulo o poder participar en
cursos formativos. Todo ello alegando que es para salvaguardar la seguridad del centro y
de las personas que trabajan en él, así como también para evitar que pueda coaccionar a
todas aquellas personas que quieran abandonar la organización y optar por la vía de la reinserción. Yo ante esta jartada de estupideces sin sentido no puedo evitar el preguntarme qué
fuma esta gente para alegar tanta estupidez.
Todo ello tan sólo por defender nuestro derecho a reivindicar que se nos trate con dignidad, como a seres humanos, por ello se nos está criminalizando aplicándonos represalias
cobardes, algo que como ya sabemos es habitual en estos centros de tortura. Si lo que pretenden es coaccionarnos para que desistamos en nuestras reivindicaciones lo llevan claro
ya que lo único que están consiguiendo es que me reafirme en mis convicciones y que en
lugar de hacer un día de huelga de hambre al mes haga dos. Y tengo claro que cuanto más
aumenten sus represalias más aumentaré mis protestas y no pienso parar mientras que se
siga torturando a un solo ser humano o sigan cometiendo injusticias con toda impunidad.
Soy consciente de que nos queda mucho por hacer, pero también lo soy de que desde
la unidad y la continuidad es nuestro deber desenmascarar toda la injusticia que se esconde
tras la farsa de la “reinserción”. Por esta razón, compañerxs, con estas letras quiero animaros
para seguir adelante, pues lo importante es que ya hemos continuado con lo que comenzaron hace añxs otrxs compañerxs que fueron brutalmente represaliadxs por ello y torturadxs
en ocasiones hasta causarle la muerte. Por ellxs, por nosotrxs y por lxs que vendrán detrás
de nosotrxs debemos mantenernos con firmeza en nuestras reivindicaciones, porque sólo
así podremos hacer que esto cambie y que se lo piense a la hora de aplicar sus torturas.
Para ello considero que lo importante es que a la hora de dirigir las instancias y escritos
de protesta debemos hacerlo a los organismos internacionales que controlan la tortura y a
los gobiernos que financian a los torturadores. Yo ya lo vengo haciendo desde el primer día
que comenzamos con esta campaña.
Por esta me despido, compañerxs haciéndoos llegar todo mi ánimo, fuerza y apoyo.
Salud y libertad, compañerxs.

ARANJUEZ
“(…) aquí seguimos con esta campaña y seguimos sumándonos, yo estoy en contacto
con varios compas de la geografía española, Barna, Valencia, Vitoria, Córdoba, Madrid etc.
Ahora mismo nos tienen en el ojo del huracán con las sanciones encubiertas, traslados, regresiones de grado, suspensión de permisos etc. Te comento que lo que me dices que en
la calle la cosa está flojita, decirte que nada mas llegar a esta cárcel nos visitó una abogada
para darnos cobertura... y eso nos hace por lo menos sentirnos mas seguros y a ellos mas
vulnerables. Nosotros sabíamos que aunque hiciéramos ayunos simbólicos iban a intentar
cortar por lo sano pero hemos emitido muchas denuncias y quejas además de las reivindicaciones sobre los malos tratos.
Decirte que yo mismo fui víctima de una salvajada por parte de los carceleros, pero
los golpes se curan, lo malo son las secuelas psicológicas, ahora mi compa y yo (que según
ellos tenemos influencia sobre otros presos) estamos cada uno en un módulo pero por lo
que me estoy enterando esta prisión es de las más denunciadas por malos tratos de la comunidad de Madrid, seguimos adelante pase lo que pase, a mi me han quitado 7 días de permiso y me han separado de mi pareja y mi hijo , me están haciendo mucho daño pero si
así piensan someter mi voluntad lo llevan claro, no pienso permitir que me pisen mas, tenemos derechos, somos seres humanos y nos quieren aborregar y por ahí no paso. Por favor
mandadme el Tokata y Punto de Fuga pues se agradece. Yo lo recibí (el Tokata pero lo rulé)
y hay que meter mas caña sobre la campaña. La última noticia es que se hicieron carteles
con el lema CARCEL=TORTURA, a ver si los de dentro nos coordinamos y hacemos lo
mismo, plantarnos con carteles en la hora de la comida, a ver si así alguien se conciencia.
Aquí de momento no nos han agredido pero psicológicamente nos están machacando, no
me han dado los vis a vis etc., no me llegan notificaciones de JVP nº2 de Madrid, NADA, olvidado total desde el 5 de noviembre que estoy aquí (el 6 y el 7 tenía vis) ¡¡¡FLIPA!!!!
Recibid un saludo puño en alto, deseamos la libertad que se cumpla la “Prostitución
Española” y que se vele por los derechos fundamentales del individuo sin importar sexo,
raza o religión.

MORÓN
“Espero que a la llegada de estas letras te encuentres bien de salud como de moral.
Bueno, pongo en tu conocimiento que he puesto una denuncia a los funcionarios que estaban el 1-1-2012 porque tenía un vis a vis a las 4 y llamé por teléfono a mi hermana y me
dijo que hablaría para que me lo pusieran a las 6 horas y pique a los funcionarios para que
me cambiaran la hora y me dijo que no picara a esa hora que le estaba dando por culo. Le
dije que yo no le doy por culo a nadie, que me gustan los coños, que le de por culo otro y
me dijo que me iba a reventar la cabeza, le digo que me pegue el solo y viene con otros
funcionarios y me sacan a un cuarto donde se lían a puñetazos, guantadas y otro funcionario
me coge los brazos y me hace una llave y otro pegándome porrazos, estuvieron alrededor
de 20 minutos amenazándome diciendo: “te voy a partir todos los huesos, no vas a dormir
ni una noche, como en Córdoba”, me quitan toda la ropa y me dejan en pelotas en el chabolo,
llegó la médica y me hizo un parte de lesiones, que ya te lo mandaré cuando me lo den, y
me dicen que las denuncias se las pasan por los huevos. Bueno espero que recibieras la
otra carta que te mandé cuando me quitaron tus cartas y me dijeron que no podía recibir
cartas tuyas, por ello te pido que me escribas a bolígrafo (…)”.

PUERTO III
“Como he dicho, yo llegué a esta cárcel de Puerto III el día 5 de enero de 2012, trasladado a pesar de estar recién operado de un lipoma cervical que la administración penitenciaria se había negado a tratarme durante 10 años ( llevo 13 años en prisión por pequeños
robos). Así pues, me trasladaron en plena convalecencia.. Me recibieron en esta cárcel dándome lo imprescindible en útiles personales, me quitaron todos mis efectos personales, se
me desnudó completamente y cuando estaba desnudo me dijeron que empezara a hacer
flexiones para ver si tenía objetos ocultos en el recto. Cuando les dije que eso era una práctica ilegal y que atenta contra la dignidad de las personas, empezaron las amenazas y dejaron claro que o hacía las flexiones de “buena fe” o las hacía “por cojones” y encima
acabaría “esposado, aislado y apalizado”.
Después del cacheo se me trasladó a una celda donde, desde ese día, se me mantiene
incomunicado de los demás internos.
Una de las torturas psicológicas que practican en esta cárcel es la siguiente: a las 7.30
de la mañana y a las 21: 30h, se nos hace pasar el recuento de presos de pie al fondo de
la celda y en actitud marcial, y si te retrasas, empiezan las amenazas.
Cuando salimos al patio (siempre a horas totalmente aleatorias con el fin de provocarnos una desubicación temporal) nos someten, de malos modos, a cacheos en los cuales
nos palpan todo el cuerpo en presencia siempre de cuatro o cinco guardias para inocularnos
la intimidación; y esto a pesar de que disponen de los medios tecnológicos (raquetas detectoras) para realizar estos “trabajos”.
Otra más de las torturas (esta vez física) es que a las 7.30h de la mañana, dan el aire
acondicionado al máximo de refrigeración, lo que no solo te produce un dolor de cabeza horrible (debido al sonido), sino que además, si no te ha tocado salir en el turno de la mañana,
te congelas en la celda. Es verdad que también hay calefacción, pero también forma parte
de este organigrama de tortura; por ejemplo, el aire acondicionado a su nivel más frió dura
desde las 7.30 de la mañana hasta las 14.30h y la calefacción la dan a las 20h y con una intensidad mínima. También el agua de la ducha la tienen programada para que de manera alternativa salga o muy fría o muy caliente, es decir, que si te quieres duchar, tienes que sufrir.
No hay ninguna actividad programada y a mi se me tiene 21 horas metido en una celda
en la que cada día me encuentro más débil física y psicológicamente; y se me tiene aislado
del resto de internos a pesar de que yo no estoy sancionado reglamentariamente, o sea que
se me tiene así de forma ilegal, pero si lo hacen es porque gozan de impunidad; impunidad
que utilizan incluso para asesinar, y un ejemplo ( uno de muchos) de esto es que hace poco
murió un preso presuntamente asesinado por otro. Pero estos dos presos tenían enfermedades
mentales, eran esquizofrénicos paranoides y la administración carcelaria lo sabía. Cómo estos
presos les ocasionaban problemas, les juntaron en el patio para que se mataran. Esta estrategia
es muy utilizada en las prisiones del Estado español, y sobretodo en las andaluzas (…)”.
(Extracto de un escrito enviado al Subcomité para la Prevención de la Tortura y otros
Tratos Crueles y Degradantes)

AQUELLA LARGA AGONIA
Creerme que no es un relato fantástico, ni un drama imaginario. Sería obsceno, ofensivo e inhumano inventarse una historia así sobre algo tan sensible. Es una historia real. Unos hechos que puedo contar desde la memoria, pero un dolor imposible de describir desde el corazón.
En mayo de 1996, con 36 años, en una edad de auge personal y profesional, cometí un error, ( reconozco su calificación de delito ), e ingreso en prisión preventiva en Topas. Soy ciudadano portugués, aunque esto no afecta en nada esta historia.
Una analítica rutinaria desencadena un drama personal terrible, que sacude un golpe brutal que me deja noqueado.
Me diagnostican que soy portador del SIDA y hepatitis C. Imposible reaccionar a la noticia. No podía entender nada. Nunca tuve prácticas de riesgo ni recordaba ningún momento en que me pudiera infectarme.
El impacto es tremendo. Hace 14 años no existía información, avances médicos ni la respuesta social que afronta hoy este tema. Ser portador era, antes que nada, una pena de muerte, enfermedad sin cura. No existe futuro.
Me lo comunican y me desmayo. Ese impacto me derrumbó como si fuera un disparo certero. Al despertar, mi primera imagen era pensar en mi esposa embarazada de seis meses. Uno ya deja de pensar en sí mismo.
Las primeras reacciones físicas eran crisis nerviosas y debilitación. El miedo a una muerte lenta y segura, se agrava en prisión. Convivo rodeado de enfermos en fase terminal. Observaba con obsesión las reacciones y el estado de ellos.
Cualquier síntoma físico extraño yo lo asimilaba al principio del fin. Agonizaba.
Resignado y en esa situación traumática, aparecen dudas sobre terminar con mi vida. Era humano sentirse así. La vida no tenía sentido. Vivir era sufrir. Vivir con miedo es terrible. Pero pensar en mis hijos me hacía resistir.
Don Juan era psicólogo del centro. Se me apareció como un ángel protector. Aparecía cuando más le necesitaba. Me escuchaba atento y leía entre líneas mi pensamiento y mis miedos. Me hizo combatir la angustia.
Ya era creyente y se me incrementó la fé. Empecé a ver por el bienestar de los míos y su futuro. Y mantuve en secreto seis meses este gran secreto. Con engaños hice que mi mujer se hiciera la prueba y salió negativa. Gran alivio. Pero mi socio, al comunicarle mi condena y mi enfermedad, me traicionó convencido que tenía 8 años en prisión para morir. Se apropió y dilapidó todo.
No sé si existen palabras, pero yo no puedo explicar bien lo que tenía en mi cabeza y en mi corazón. Ojalá me vierais por dentro para entenderme.
Hice que viniera mi mujer y le comuniqué mi enfermedad. Un minuto terrible. Su primera reacción, lógica y humana, era que yo le había traicionado con infidelidades. Fue el detonador de perder la familia, el hogar que me hacía luchar.
Pasaron 14 meses muerto en vida. Entonces, un día, un médico del centro, después de una profunda y tranquila conversación, reacciona y me dice : “Vamos hacer otros análisis”. Después me comunican que yo no tenía esa maldita enfermedad. Había sido un error. Viví, malviví 14 meses en una tormentosa mentira.
No puedo otra vez explicaros como me sentí. Había resucitado. Reía y lloraba. Sentía alegría y rabia. Dudas y miedo. Otra vez el miedo.
Aparecía de nuevo el futuro. Pero todo era difícil. Todo eran recelos, miedos y confusión. Traumas interiorizados imposibles de superar.
Me recomendaban demandar por el daño de ese error. Pero el dinero, la ambición de más dinero me llevó a la cárcel y el dinero no me iba a compensar nada.
En un permiso quebranté la prisión. Durante unos años sólo hice trabajar y no pensar en mí. No pude recuperar mi familia y hogar. No conseguí mantener otras relaciones estables. Sigo con miedos. No puedo hacer analíticas y temo acudir a los hospitales.
De nuevo en prisión, cumpliendo lo que me resta de aquella condena, siento necesidad de contar esta historia 14 años después.
Paradojas de este mundo : me entienden mejor los que no creía y no me entienden los que yo consideraba.
A pesar de los pesares, la vida es bella.
Fernando
Una analítica rutinaria desencadena un drama personal terrible, que sacude un golpe brutal que me deja noqueado.
Me diagnostican que soy portador del SIDA y hepatitis C. Imposible reaccionar a la noticia. No podía entender nada. Nunca tuve prácticas de riesgo ni recordaba ningún momento en que me pudiera infectarme.
El impacto es tremendo. Hace 14 años no existía información, avances médicos ni la respuesta social que afronta hoy este tema. Ser portador era, antes que nada, una pena de muerte, enfermedad sin cura. No existe futuro.
Me lo comunican y me desmayo. Ese impacto me derrumbó como si fuera un disparo certero. Al despertar, mi primera imagen era pensar en mi esposa embarazada de seis meses. Uno ya deja de pensar en sí mismo.
Las primeras reacciones físicas eran crisis nerviosas y debilitación. El miedo a una muerte lenta y segura, se agrava en prisión. Convivo rodeado de enfermos en fase terminal. Observaba con obsesión las reacciones y el estado de ellos.
Cualquier síntoma físico extraño yo lo asimilaba al principio del fin. Agonizaba.
Resignado y en esa situación traumática, aparecen dudas sobre terminar con mi vida. Era humano sentirse así. La vida no tenía sentido. Vivir era sufrir. Vivir con miedo es terrible. Pero pensar en mis hijos me hacía resistir.
Don Juan era psicólogo del centro. Se me apareció como un ángel protector. Aparecía cuando más le necesitaba. Me escuchaba atento y leía entre líneas mi pensamiento y mis miedos. Me hizo combatir la angustia.
Ya era creyente y se me incrementó la fé. Empecé a ver por el bienestar de los míos y su futuro. Y mantuve en secreto seis meses este gran secreto. Con engaños hice que mi mujer se hiciera la prueba y salió negativa. Gran alivio. Pero mi socio, al comunicarle mi condena y mi enfermedad, me traicionó convencido que tenía 8 años en prisión para morir. Se apropió y dilapidó todo.
No sé si existen palabras, pero yo no puedo explicar bien lo que tenía en mi cabeza y en mi corazón. Ojalá me vierais por dentro para entenderme.
Hice que viniera mi mujer y le comuniqué mi enfermedad. Un minuto terrible. Su primera reacción, lógica y humana, era que yo le había traicionado con infidelidades. Fue el detonador de perder la familia, el hogar que me hacía luchar.
Pasaron 14 meses muerto en vida. Entonces, un día, un médico del centro, después de una profunda y tranquila conversación, reacciona y me dice : “Vamos hacer otros análisis”. Después me comunican que yo no tenía esa maldita enfermedad. Había sido un error. Viví, malviví 14 meses en una tormentosa mentira.
No puedo otra vez explicaros como me sentí. Había resucitado. Reía y lloraba. Sentía alegría y rabia. Dudas y miedo. Otra vez el miedo.
Aparecía de nuevo el futuro. Pero todo era difícil. Todo eran recelos, miedos y confusión. Traumas interiorizados imposibles de superar.
Me recomendaban demandar por el daño de ese error. Pero el dinero, la ambición de más dinero me llevó a la cárcel y el dinero no me iba a compensar nada.
En un permiso quebranté la prisión. Durante unos años sólo hice trabajar y no pensar en mí. No pude recuperar mi familia y hogar. No conseguí mantener otras relaciones estables. Sigo con miedos. No puedo hacer analíticas y temo acudir a los hospitales.
De nuevo en prisión, cumpliendo lo que me resta de aquella condena, siento necesidad de contar esta historia 14 años después.
Paradojas de este mundo : me entienden mejor los que no creía y no me entienden los que yo consideraba.
A pesar de los pesares, la vida es bella.
Fernando